sábado, 25 de mayo de 2019

el viento (2009)

El diablo,

en ésta boca

ébano de sangre.







Escamas

en la piel de tus ojos,

brillantes por tiempo,

vivos hacia la ausencia.

Tus lágrimas,

muérdago al carmesí

que te compone,

hilvanadas

por el santo fulgor,

de un alma

encarnada en el silencio;

voz de todas las soledades.





Me inspira tratar de llegar

 hacia la morada

 de los heraldos del cielo,

 me inspira saber

 que no llegare,

 me inspira y me conmueve

saber que solo seré

una flor más

en los prados de la tragedia


  me inspira, corazón, saber que detrás de todos estos cables, están tus ojos.

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